jueves, 8 de octubre de 2020

APOYO PEDAGOGICO. Continuamos con el "Diario de Ana Frank". La importancia del "Anexo"

 

Apoyo Pedagógico                                                                               7º Grado

 

Prácticas del Lenguaje: El Diario de “Anna Frank”. La importancia del “Anexo”.

Viernes 20 de agosto de 1943

Querida Kitty. A las cinco y media en punto, los hombres dejan el depósito para volver a sus casas. Eso significa para nosotros la libertad. Cinco y media: Llega Elli, quien nos anuncia que todo está en orden. Comenzamos a movernos. Subo con Elli a casa de los Van Daan, para darle su parte de nuestro postre de la noche. Aún no ha tenido tiempo de sentarse, y ya tiene que prestar atención a los deseos de la señora: -Querida Elli, me gustaría... Elli me mira rápidamente sabiendo que la señora no pierde ocasión de expresar sus deseos a todo el que se presenta sea quien fuere. Sin duda, por eso todos se abstienen, en lo posible, de ir hasta su alojamiento. Un cuarto para las seis. Partida de Elli. Bajo dos pisos, paso por la cocina para trasladarme a la oficina privada, y luego al depósito de carbón; abro la puertecita por la cual Mouschi acecha a los ratones. Mi gira de inspección me lleva al escritorio de Kraler. Van Daan abre cajones y ficheros para inspeccionar la correspondencia del día. Peter se encarga de la llave del depósito y de Mouschi. Pim sube a nuestra casa la máquina de escribir, Margot busca un sitio tranquilo para liquidar su trabajo de oficina, la señora pone el agua sobre el gas y mamá se acerca con las patatas. Todo el mundo tiene asignada una tarea. Peter no tarda en volver del depósito y pregunta dónde está el pan. Generalmente, ha sido colocado en el armario de la cocina. Hoy no. ¿Se habrán olvidado del pan? Peter se ofrece a buscarlo en el escritorio del frente. Antes de entrar en él, se pone en cuatro patas para no ser visto desde afuera, avanza hasta el armario de acero, donde, en efecto, ve el pan, se apodera de él y da media vuelta; pero antes de que pueda salir, Mouschi ha saltado por sobre su espalda, instalándose debajo del escritorio. Peter juega al escondite con el gato, y por fin logra atraparlo por la cola. Mouschi resopla, Peter suspira. Ya lo tiene... No.

Mouschi huye y se instala junto a la ventana para lamerse muy complacido, contento de haber escapado de su amo; como último recurso, éste le tiende un trozo de pan, Mouschi no se deja seducir, y la puerta se cierra detrás de Peter. He seguido esta escenita desde la puerta entornada. El trabajo prosigue. Tic, tic, tic... Llaman tres veces. Es hora de ir a la mesa. Tuya, ANA

 

Lunes 23 de agosto de 1943

Querida Kitty: Continuaré con el tema del horario en el anexo. Por la mañana, a las ocho y media en punto, mamá y Margot llaman la atención de Pim. -¡Chis!... ¡papá, silencio! -¡pim, chis!... Son las ocho y media. Ven aquí, no dejes correr el agua, camina despacio. Y otras exclamaciones semejantes para papá, que está en el cuarto de baño. Debe volver a su habitación a las ocho y media en punto. Todos los grifos son cerrados, la descarga del W.C. está prohibida. Nada de ruido, es la consigna. Hasta que no llega el personal de oficina; los hombres del depósito pueden oírnos en el silencio de los locales vacíos. A las ocho y veinte, tres golpecitos en nuestro techo anuncian que Ana puede ir a buscar su sopa de avena a la cocina. Bien, ya está preparado mi plato de potaje. Subo a buscarlo. De regreso a mi cuarto, tengo que

 

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darme prisa, peinarme ligero, no hablar más, reponer la cama en su lugar. Silencio, es la hora. La señora se pone sus zapatillas, el señor también; todos los ruidos son ahogados. Ahora comienza nuestra vida en familia. Yo me dedico a mis lecciones o aparento hacerlo; Margot, otro tanto; papá se instala con su Dickens, naturalmente, y un diccionario sobre el borde de la cama desfondada y gimiente, cuyos colchones no merecen ya ni ese nombre; dos almohadas pueden también ser útiles, pero papá las rechaza enérgicamente: -¡No las quiero! Enfrascado en su lectura, no mira a nadie; se ríe de vez en cuando y, a veces, quiere obligar a mamá a escuchar una anécdota. Respuesta: -No tengo tiempo. Se muestra decepcionado por espacio de un segundo, y luego sigue leyendo; un instante después, impresionado por un párrafo divertido, hace una nueva tentativa: -Lee esto, madre. No es largo. Mamá está siempre instalada en el diván, leyendo, cosiendo, tejiendo, o estudiando, según los días. Le sucede que se acuerda bruscamente de algo, y dice de prisa: -Ana, acuérdate... Margot, ¿quieres anotar?... Nuevo silencio, Margot cierra repentinamente su libro, papá arquea las cejas por un momento, luego reaparece la arruga de su frente, y vuelve a sumirse en su lectura; mamá empieza a parlotear con Margot; yo, por mi parte, escucho, porque soy curiosa. Pim se ve envuelto en la discusión. ¡Son las nueve! ¡Desayuno!   Tuya, ANA

 

Viernes 10 de septiembre de 1943

Querida Kitty: Cada vez que me siento a escribir, algo especial ha ocurrido; pero se trata casi siempre de una cosa desagradable. Hoy sucede algo maravilloso. El miércoles 8 de septiembre, a la noche, la transmisión de las siete nos anunció: Here follows the best news of the whole war. ¡Italy has capitulated! ¡Italia ha capitulado sin condiciones! A las ocho y cuarto escuchamos el programa holandés transmitido desde Inglaterra: «Holandeses, hace una hora, acababa yo de terminar mi crónica diaria, cuando recibimos la espléndida noticia de la capitulación de Italia. Puedo aseguraros que nunca he roto mis notas con tanto placer». Tocaron God Save the King, el himno inglés, el himno norteamericano y La Internacional. Como siempre el programa holandés que se transmite desde Inglaterra ha sido muy alentador, aunque no muestre demasiado optimismo. Sin embargo, no todo es color de rosa entre nosotros. El señor Koophuis está enfermo. Ya te he dicho cuánto lo queremos todos; nunca se siente bien, sufre mucho, debe comer y moverse lo menos posible, y, a pesar de todo eso, siempre está de buen humor y demuestra un coraje admirable. Mamá tiene razón al decir: «El sol brilla cuando el señor Koophuis entra en nuestra casa». Pues bien, acaban de trasladarlo al hospital, donde tiene que soportar una grave operación intestinal. Tendrá que quedarse allí por lo menos cuatro semanas. Si hubieras visto de qué manera se despidió de nosotros... como si saliera para dar un paseo. Es la sencillez en persona.               Tuya, ANA

 

 

 

 

 

 

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Ÿ De acuerdo con el texto ofrecido, respondé….

 

A)    ¿A qué le denomina Anna “el anexo” y en qué se fundamenta su relevancia o importancia?

 

 

B)    ¿Cómo lo describirías de acuerdo con lo que va relatando?

 

 

C)    ¿Qué significa para Anna, que “los hombres a las cinco y media dejan el depósito para ir a sus casas”?

 

 

 

D)    ¿Qué sucede con los horarios, las rutinas?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Abrazos y saludos!! J Recuerden enviar sus producciones al mail

marialauramajul@gmail.com