Apoyo Pedagógico
7º grado
Estrategias de Escritura. Referencia. Elipsis. Sustitución. Conectores
Recordamos brevemente….
*Referencia: Se refieren
a otras palabras o frases que ya han aparecido en el texto. Evitan la
repetición de palabras. Las palabras que funcionan como elemento de referencia
son los pronombres: la, su, yo, tú, él, nosotros, ese, este, aquel, sus, mis,
las, los.
- Ejemplo: La Luna es el satélite de la Tierra, es decir gira en torno a la
misma. Carece de luz propia. La vemos iluminada por reflejar la luz
solar.
*Elipsis: La
elipsis es la supresión de un verbo o un sustantivo, que se utiliza para no
repetir palabras.
- Ej: Yo almuerzo a las doce, él [almuerza] a la una.
*Sustitución: Se
reemplaza una palabra por otra diferente, pero que se refiere al mismo objeto.
En general se utilizan sinónimos.
- Ej: Las serpientes y los ratones no pueden estar
juntos, los roedores son presa de anfibios.
*Conectores: Conectan
e hilan el contenido de una oración con la siguiente.
- Ej: y, además, también,
asimismo, también, igualmente, incluso, hasta, para colmo, con todo, a pesar de
todo, aun así, ahora bien, de cualquier modo, al mismo tiempo, pero, sin
embargo, no obstante, en cierto modo, en cierta medida, hasta cierto punto, si
bien, por otra parte, por el contrario, en cambio. Etc.
Ÿ De acuerdo
con estos conceptos y ejemplos, Buscá y transcribí oraciones de la obra que se
ofrece a continuación “La leyenda de la Yerba Mate”, en la que encuentres Conectores,
Sustitución, Referencia y Elipsis.
Por lo menos, una (oración) de cada uno.
LEYENDA
DE LA YERBA MATE. Leyenda Guaraní.
Cuenta una
vieja leyenda guaraní que Yasí, la diosa luna, hace muchísimo
tiempo quiso conocer la tierra y ver con sus propios ojos todas las maravillas
que apenas podía ver entre la espesura de la selva, allá abajo. Un día
con su amiga, Araí, la diosa nube, bajaron a la tierra en la forma de dos
jóvenes hermosas. Cansadas de recorrer todo y maravillarse, buscaron un lugar
donde descansar. Vieron una cabaña entre los árboles. Cuando se dirigían hacia
ella para pedir donde dormir, descubren, agazapado, un yaguareté acechándolas
en una roca cercana. Súbitamente, salta sobre ellas con las zarpas listas. Al
momento, se oye un silbido. El yaguareté cae atravesado por una flecha, herido
de muerte. El salvador era un cazador que al ver a las jovencitas indefensas,
se compadece y también les ofrece la hospitalidad de su casa. Las muchachas
aceptan y lo siguen, hasta la cabaña que habían visto antes. Al entrar el
hombre les presenta a su esposa y a su joven hija, la que, sin pensarlo dos
veces, les ofrece, una rica tortita de maíz, su único y último alimento.
Cuando las mujeres se van a buscar el mejor sitio para las visitas,
el cazador les cuenta que decidieron vivir solos en el monte, alejados de
su tribu, para salvar y conservar las virtudes, regalo de Tupá, que tenía
su bonita y bondadosa hija, un tesoro para ellos. Pasan la noche y a la mañana
siguiente, Yasí y Araí agradecen sinceramente a la familia su hospitalidad y se
alejan.
Una vez en
el cielo, Yasí, no pudo olvidar su aventura en la tierra. Cada noche que ve al
cazador y a su familia, recuerda su valentía y generosidad. Sabiendo de su
sacrificio filial, decide premiar a su salvador con un valioso regalo para él,
y para el tesoro que tanto cuidaban: la hija. Cierta noche, Yasí recorre
los alrededores sembrando unas semillas mágicas. A la mañana, ya han nacido y
crecido unos árboles de hojas color verde oscuro con pequeñas flores
blancas. El hombre y su familia, al levantarse,
contemplan asombrados estas plantas desconocidas que aparecieron durante la
noche. De repente, un punto brillante del cielo desciende hacia ellos con
suavidad. Reconocen a la doncella que durmió en su casa.
—Soy Yasí,
la diosa Luna —les dice—. He venido a traerles un presente como recompensa de
vuestra generosidad. Esta planta, que llamarán “caá”, nunca permitirá que se
sientan solos y será para todos los hombres, un especial símbolo de
amistad. También he determinado que sea vuestra hija la dueña de la planta, por
lo que, a partir de ahora, ella vivirá por siempre y nunca perderá su bondad,
inocencia y belleza-. Después de mostrarles la manera correcta de secar las
hojas, Yasí prepara el primer mate y se los ofrece. Luego, regresa satisfecha a
su puesto en el cielo.
Pasan muchos
años y luego de la muerte de sus padres, la hija se convierte en la deidad cuidadora
de la yerba mate, la Caá Yarí, esa hermosa joven que pasea entre las plantas,
susurrándoles y velando su crecimiento. A ella, también confían su alma los
trabajadores de los yerbales…
MARIA LAURA MAJUL|
apoyo pedagógico 2º ciclo